OPINIÓN: ¿De qué se enoja Ben Roethlisberger?
Dos días después de perder en el Campeonato de la Conferencia Americana en contra de los Patriots, Ben Roethlisberger habló de la posibilidad de haber jugado su último partido. En el verano del 2017, unas semanas después de ese capítulo de su carrera, Big Ben confirmó su presencia con los Steelers para la campaña que estaba a unos meses de iniciar, sin quererse comprometer para 2018.
Después de dos amagos de retiro, o por lo menos dos ocasiones en las que empezó a considerar la idea, me preguntó: ¿de qué se enoja Roethlisberger cuando los Steelers tomaron a un QB temprano en el Draft?
“Me sorprendió que tomaran QB porque creía que en la tercera ronda puedes encontrar buenos jugadores que te ayuden a ganar ahorita. No tengo nada en contra de Mason, es un gran jugador. No lo conozco personalmente pero estoy seguro que es un gran jugador, sólo no sé como de suplente o de tercer QB nos ayude a ganar ahorita, pero esa no es mi decisión. Es de los entrenadores y el gerente general”, esas fueron las palabras de un indignado Roethlisberger, que creo le quedó claro que la franquicia está por encima de cualquier jugador y que Pittsburgh no está para dudar de la carrera de su pasador cada que se acaba una temporada.
A diferencia de lo que piensa Big Ben, los Steelers sí son mejores con Mason Rudolph y si bien no les ayuda a ganar de manera inmediata (como le conviene a Roethlisberger), sí les ayuda a ganar a largo plazo (lo que le interesa a los Steelers). Volvemos al punto: una cosa son los planes del jugador y otra muy diferente son los planes de la franquicia, que no piensa aventarse temporadas perdedoras antes de regresar al lugar que les pertenece.
Pittsburgh mejora en muchos aspectos con Rudolph, el primero siendo la posición de QB suplente, pues ni Landry Jones, ni Joshua Dobbs son buenas opciones para jugar en caso de que Ben no esté disponible, quien no ha jugado una temporada completa desde 2014.
De los QB de élite veteranos que juegan en la NFL, ninguno tiene un plan de sucesión clara. Ni Tom Brady, ni Drew Brees, ni Philip Rivers. Roethlisberger es el único que tiene un suplente con potencial para ser un sólido titular en la liga, cuando llegue su momento. Puntos para Pittsburgh sobre Patriots, Saints y Chargers.
Y no es como que los Steelers hipotecaron el Draft para seleccionar a Rudolph, quien fue tomado con el pick 76 global, en la tercera ronda. Un S y un WR ya habían sido tomados por Pittsburgh antes de que Rudolph llegara, a un precio barato tratándose de un QB que fue productivo como colegial y que tiene rasgos físicos ideales para la posición. De convertirse en un buen sucesor, Rudolph sería una ganga por el pick que emplearon en él.
Roethlisberger amagó con el retiro en dos ocasiones y los Steelers no pensaban esperar. Si su plan es jugar 4 años más, lo hubiera dicho antes, en lugar de dejar a su propia franquicia con la duda y necesidad de encontrarle a un sucesor, por si el 2018 era su última campaña. Roethlisberger tiene 36 años y él se buscó esta situación incómoda por la que ha pasado en los últimos días y como les decía, no entiendo por qué se enoja.