Los Browns y Mayfield buscan salvar la temporada
La ciudad de Cleveland tiene como eterno estigma los fracasos deportivos y los Browns buscan distanciarse de dicha narrativa con un buen cierre de campaña que los coloque en postemporada. Los de Kevin Stefanski generaron grandes expectativas previo al inicio de las hostilidades, pues venían de ganar su primer partido de playoffs en 26 años y a pocas jugadas estuvieron de destronar a los Chiefs en la ronda divisional.
Sin embargo, las lesiones, el covid y un pobre desempeño – sobre todo ofensivo – los tienen como séptimos de una conferencia Americana sumamente cerrada. El hecho de que el mariscal de campo franquicia y el supuesto futuro de la organización entre en polémica con su propia afición deja mucho que desear.
Cleveland enfrenta dos meses restantes de temporada que solo dan tregua durante la semana de descanso. Antes y después de ésta, jugarán dos duelos frente a los Ravens de Baltimore, el primero de ellos de visita este domingo por la noche.
Para sacudirse la seguidilla de tres descalabros consecutivos frente al odiado rival divisional, los Browns deben continuar con la fórmula ganadora: correr el ovoide. Por suerte para ellos, tanto Kareem Hunt como Jack Conklin podrían estar de vuelta este fin de semana luego de pasar tiempo considerable en IR. Esto significa que el equipo vuelve a tener a su monstruo de dos cabezas en el backfield y a uno de los mejores tackles de la liga entre sus frontales.
Pero también tendrán a un Baker Mayfield que ha jugado francamente mal en dos encuentros consecutivos. Para la temporada apenas tiene 10 pases de anotación contra seis intercepciones. Es muy loable que juegue a pesar de tener el hombro izquierdo prácticamente destrozado, el pie del mismo lado lesionado y la rodilla derecha tocada, no obstante, debe comprender su rol dentro de la ofensiva de Alex Van Pelt y dejar de jugar al héroe constantemente.
La organización ejerció la opción de quinto año sobre su mariscal de campo en abril. Lógicamente, el egresado de Oklahoma desea demostrarle al mundo porqué fue elegido con la primera selección global en el draft del 2018 y para él es complicado asumir el rol de quarterback cumplidor. Si no pone números sobresalientes, tendrá poco con qué negociar una vez que las pláticas sobre una posible extensión arranquen.
Todo lo anterior más la reciente salida de Odell Beckham Jr., sin contar los abucheos recibidos en el FirstEnergy Stadium el domingo pasado, se suman a la presión de no estar entre los siete mejores de la conferencia. Se puede entender que Mayfield no quiera hablar con los medios de comunicación y que le entre al quite con los aficionados, pero debe entender que eso solo empeora la situación en un momento crucial del año.
Seguramente estará ansioso por volver al emparrillado, lo que podría ser contraproducente si intenta crear jugadas donde no las hay. Es válido pensar en la posibilidad de que la dirigencia opte por Case Keenum si Baker continúa quedándose corto y las lesiones no lo dejan en paz.
Una victoria en el M&T Bank sanará muchas de las heridas, ni se diga un boleto a la postemporada. Para ello es indispensable reflejar el dominio terrestre con puntos en el marcador. Cleveland puso menos de 20 en el electrónico seis veces desde la semana cuatro, incluso en partidos que ganó.
La defensiva presume números de élite; cuarta total, séptima contra la corrida y octava frente al pase. No obstante, en duelos frente a equipos actualmente en puestos de playoffs la historia ha sido distinta. Más de 300 yardas y tres de anotación de Patrick Mahomes, casi 400 para Justin Herbert, con cuatro de anotación, otros cuatro envíos a la zona prometida de Kyler Murray, etc.
¡Auch!
Todavía restan los dos ya mencionados ante Lamar Jackson, uno contra Aaron Rodgers, las visitas de Derek Carr y Joe Burrow, más el viaje a Pittsburgh para medirse a un renovado ataque acerero.
Durísimo cierre de campaña para unos Browns que dejaron más dudas que certezas tras derrotar a Detroit. Lo único que acallará los abucheos de una afición torturada por años de mediocridad será la presencia de los suyos en la postemporada.
Por Juan Manuel Arróniz