OPINIÓN: El problema en el que está Tom Brady
La ofensiva de los Patriots ha sido un camaleón en los últimos años. Aprovechar el juego terrestre cuando se tiene a corredores efectivos, un ataque corto y de mucho ritmo, o hasta un juego profundo, estirando el campo en cada serie ofensiva. El ataque de New England se adapta a la situación que se le presenta, cambiando año con año y hasta semana con semana.
A pesar del constante cambio que ya no incomoda ni a Josh McDaniels, ni a Tom Brady, el monstruo que están por enfrentar es uno muy diferente a los retos anteriores.
Uno que ya se midieron con él en 2013 y que los resultados no fueron positivos para ellos.
El monstruo viene en forma de una revolución inusual en el grupo de receptores. Una revolución poco ideal cuando tu QB tiene 41 años y la urgencia por seguir compitiendo y ganando está más viva que nunca.
Si de por si los inicios de temporada en New England suelen ir apenas en primera velocidad y les toma hasta octubre el meter segunda, en 2018 esta situación podría incluso empeorar.
Y es que el grupo de receptores de los Patriots es de lo peor que ha tenido Tom Brady en los últimos años y sumamente diferente a lo que se tenía el año pasado. Brandin Cooks fue cambiado a los Rams, dejando atrás sus 65 recepciones, para mil 82 yardas y 7 TD, mientras que Danny Amendola se fue a Miami junto a sus 61 recepciones, 659 yardas y 2 TD.
Está Julian Edelman, que se ha visto lento entrando y saliendo de cortes viniendo de una lesión fuerte en la rodilla y que de pasada está suspendido los primeros cuatro juegos del año. Está Chris Hogan, quien se alinea para ser el salvador de todo este embrollo, como WR principal en el inicio del año.
Después de ese par, New England probó a una serie de receptores a lo largo de todo el verano. Unos ya con pocas piernas, que venían de lesiones, que tienen muy poca experiencia o tiene otros problemas. Phillip Dorsett y Cordarrelle Patterson fueron los receptores que se quedaron. Eric Decker, Jordan Matthews, Malcolm Mitchell, Kenny Britt, Riley McCarron, Cody Hollister, Devin Lucien, Braxton Berrios y otros nombres salieron del equipo. Y para ser sincero, de todos ellos no haces uno bueno.
Dorsett está obligado a ser el WR #2, cuando viene de una temporada de 12 recepciones y 194 yardas, mientras que Patterson de una de 31 recepciones para 309 yardas. Ambos tuvieron sólidas pretemporadas, pero son más receptores de equipos especiales o de jugadas específicas en la ofensiva, más que receptores que producen en cada oportunidad.
Como les mencionaba al inicio de este texto, a pesar de ser una situación complicada, no son novatos en esto en New England, pues justo algo así pasó en 2013.
En aquella temporada venías de perder a tres receptores productivos, así como un TE. Wes Welker (118 recepciones, mil 354 yardas y 6 TD), Brandon Lloyd (74 recepciones, 911 yardas y 4 TD), Deion Branch (16 recepciones, 145 yardas) y Aaron Hernandez (51 recepciones, 483 yardas, 5 TD) salieron del equipo por diversas razones, dejando a Brady en incertidumbre total con su cuerpo de receptores.
En la agencia libre llegaron Danny Amendola y Austin Collie. En el Draft se trajo a Aaron Dobson, Kenbrell Thompkins y Josh Boyce. Rob Gronkowski jugó hasta la segunda mitad de la temporada.
¿Cómo le fue a Brady y la ofensiva con esta voltereta en las armas del QB?
En el primer juego hicieron 23 puntos y 273 yardas aéreas. En el segundo fueron 13 puntos y 178 yardas por pase. En el tercero fueron 23 puntos pero apenas 202 yardas. En el cuarto explotaron con 30 unidades y 316 yardas, pero volvieron a caer para la quinta semana, con 6 puntos y 166 yardas.
Apenas un juego de 280+ yardas por aire en las primeras cinco semanas del año y dos juegos de 13 o menos puntos.
Algo similar puede pasar este año en New England en septiembre. Gronkowski (más que nunca), Hogan (como revelación) y James White (como válvula de escape) serán claves en el ataque aéreo y de ellos dependerá buena parte del éxito de New England, pues alrededor sólo quedan jugadores de roles específicos y no receptores para producir durante todo el encuentro.
No se desesperen aficionados de los Patriots, pero mientras regresa Edelman y algún otro WR puede levantar la mano, el juego terrestre será la guía de New England, mientras a Brady le pueden salir varias canas y no tanto por la edad, pero más bien por el estrés y desesperación que podría vivir con sus receptores, ¿o no recuerdan la cara que hacía cada que lanzaba a Aaron Dobson y Kenbrell Thompkins, titulares en 2013?